¿Vivir? en San Salvador

Necesito escribir, desde hace días estoy triste, quizás sea por la pérdida de la selección que me puse a escribir, quizás por la triste noticia que una prominente luchadora nacional, en plena magia de sus 15 años, fue víctima de la violencia estructural que nos consume a cada día, quizás este triste porque me he dado cuenta que mis familiares y amigos profesionales (la mayoría de ellos MUY TALENTOSOS) no han podido despegar en su tarea de resolver su problema de vida.

Frustrado... creo que esa es la palabra en lugar de tristeza, frustrado de pelear cada día con mis demonios tan colectivamente personales, frustrado por permanecer en un país donde nada funciona, donde su sistema es absorbente, y no deja espacio para el crecimiento y el espacio personal de las generaciones jóvenes.. y los mas frustrante es que todos lo sabemos, mas nadie tiene la voluntad de cambiarlo, no porque sea muy difícil, sino que nadie quiere profundizar en lo que realmente vale la pena cambiar, y actúan con un miedo obtuso que responde a que si algo llegara a incomodarles a los ilustres dueños del capital.

El País, necesito desahogarme con respecto a este país, país que pareciera estar gobernado en todas sus esferas por personas solamente competentes dentro de sus ineptitud, durante todos los años que he vivido aquí solo he visto gobernantes que privilegian a sus lacayos mas serviles con migajas, ni para eso son buenos, sin embargo los lacayos son fieles lacayos, y han defendido (y continuaran defendiendo) ideologías, pensamientos, acciones y decisiones que les afectan pero que no cuestionan... el país donde el mesianismo es el pan de cada día y donde se muere con una bandera en los ojos... ¿han tratado de caminar en un campo de obstáculos con una bandera en los ojos?

El miedo Omnipresente se refleja en el actuar y quehacer de todos mis hermanos en una ciudad que al parecer dios hace mucho olvido una ciudad en donde los espacios públicos son parte de la paranoia inquietante de la urbe, donde en los buses se sienten atmosferas tan tensas y tan densas que la pudieras cortar con una tijera, es ese miedo que te hace caminar por la calle con la cabeza gacha sin levantar la vista por temor a ver a alguien a los ojos... ese miedo que ha llevado sin pensarlo a la gente a olvidar la eterna sonrisa que nos caracterizaba, miedo a saludar, a decir buen provecho, miedo a dar las gracias...

Cualquier país se mide por sus niños, esos niños que ahora ya no pueden salir a la calle a jugar tentarro, ladrón librado, mica o el clásico mascón de las 4 en la calle con 2 piedras de metas, esos niños que no pueden ver la tele porque no hay programación para ellos, esos niños que les toca convivir diariamente con la muerte al contemplarla sin ningún tipo de protección, aquellos niños cuyos padres no castigan y corrigen poro que están muy ocupados trabajando, esos niños (que tienen la oportunidad) que asisten a escuelas donde trabajan maestros sin vocación, esos niños que tienen que entender que la vida es dura aun sin tener que hacerlo.